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19 jul 2013

3. Dani


Alicia y Laumari se han llevado toda la tarde hablando sobre mil temas, aunque el principal era One Direction. Resulta que Laumari tampoco ha tenido clases, porque también ha llegado hoy, aunque ella ya ha estado otros años en el internado, a diferencia de Alicia. Cuando el reloj da las nueve menos cuarto, Laumari le dice a Alicia que a las nueve dan la cena. Las dos bajan al comedor, mientras siguen hablando de sus cosas. Cuando llegan, cogen una bandeja y se sirven la comida. Hoy toca: “Hamburguesa con lechuga tomate y cebolla o sándwich mixto.” Las dos eligen la hamburguesa y se sientan al final de una de las tres grandes mesas que hay. Eso le recuerda a Alicia al comedor de Harry Potter. Laumari le explica a Alicia que ella aquí no tiene demasiados amigos, porque dicen que está loca. Además, que Laumari tenga mechas de colores (azul y rosa), no influye demasiado bien en sus relaciones sociales. Sin embargo, a Alicia le parece que le quedan muy bien, e incluso que le favorecen. Su sueño siempre ha sido ese, ponerse mechas, pero Ada nunca lo hubiera consentido. Alicia y Laumari siguen hablando cuando de repente una rodaja de tomate impacta en la cara de Alicia. Se vuelve justo para ver como un chico de su misma edad se sienta de nuevo en la mesa, intentando aparentar que nada ha pasado. Ni corta ni perezosa, Alicia abre su hamburguesa y elige un trozo de lechuga que sobresale por los lados del pan. Echa hacia atrás su mano y tira la lechuga, que cae sobre la cabeza del chico. Una chica que se sienta a su lado (su novia, adivina Alicia), coge un pan de su sándwich mixto y lo lanza, pero no alcanza a Alicia, si no que se esparce por la cara de un chico próximo a ella. Entonces se desata la locura. Empieza una guerra de comida, que bien podría llamarse la Tercera Guerra Mundial. Alicia pasa de ensuciarse demasiado y se mete debajo de la mesa, no sin antes observar a Laumari, que se lo está pasando de lo lindo tirando comida. Alicia gatea bajo la mesa, pero lo hace a ciegas, porque casi no se filtra luz del comedor. Cuando ya está llegando al final de la mesa, y después de varios pisotones, Alicia choca con algo duro. Levanta la vista del suelo y resulta que es la cabeza de un chico. Inmediatamente procede a disculparse:
-Huy, lo siento, de verdad. Es que esto está demasiado oscuro.-El chico la mira y Alicia cree ver una sonrisa.
-No pasa nada, también ha sido culpa mía. Por cierto soy Dani. ¿Tú eres Alicia?
-Sí, ¿cómo lo sabes?
-Bueno, corren rumores de que ha llegado una nueva chica al internado que se llama Alicia.
-Pues sí, soy nueva y me llamo Alicia.
-Por una vez los rumores son ciertos.-Dice Dani divertido.
-Sí, jaja, bueno, tengo que irme. Necesito salir de aquí, porque con la que se ha montado...

Dani asiente y deja paso a Alicia como puede. Alicia se interna por el pequeño hueco que queda y en el intento su mano roza la de Dani. Se pone colorada y avanza más rápido aún. Cuando consigue salir, sale del comedor y corre escaleras arriba, en dirección a su habitación. Al llegar, descubre que Laumari todavía sigue abajo. Decide tumbarse en su cama y poner música. Le da a aleatorio y la primera canción que sale es Just the way you are, de Bruno Mars. Esa canción le recuerda a Laumari. Antes, cuando ha hablado de que tenía pocos amigos, se le veía muy triste. Cierra los ojos y se olvida de todo. Se sabe la letra entera, le encanta la canción. Alicia comienza a cantar. Cuando la canción termina, abre los ojos y se encuentra a una sorprendida Laumari apoyada en la puerta. Alicia se queda extrañada y le pregunta:

-¿Qué pasa?
-Nada, no pasa nada. Solo que llego al cuarto y me encuentro con que cantas maravillosamente y no me habías dicho nada.-Dice Laumari tumbándose en su cama.
-A mí no me parece para tanto.-Le contesta ella despreocupada, a la vez que se encoge de hombros.
-¿Que no? Pues que sepas que cantas perfectamente. Tienes una voz superdulce, y además no se parece a la de otras artistas.
-¿Por qué te has quedado tanto tiempo allí abajo? Con la que había formada...-Cambia de tema rápidamente Alicia. Ya le han dicho varias personas que canta bien, pero a ella no le gusta su voz. Además una vez intentó unirse a una banda y la rechazaron. Y como ella no sabe tocar ningún instrumento, pues no puede hacer nada más.
-Jajaja...-ríe Laumari- Me he quedado porque así aprovecho y me ensaño con los que me caen mal. He repartido hamburguesas por doquier hasta que la cocinera se ha dado cuenta y he salido corriendo. De buena me he salvado... Si me hubieran pillado con las manos en la masa, me hubieran llevado al director. Menos mal que corro rápido que si no... ¿Y tú cómo has desaparecido?
-Me escondí debajo de la mesa y avancé hasta la salida. Y debajo de la mesa he conocido a un chico muy simpático, Dani se llama.
Laumari se queda pensativa un momento y dice:
-Dani... ¿Un chico castaño de ojos color miel? Que lleva el pelo así a lo Justin Bieber al principio de su carrera.
-¡Sí! ¿Lo conoces?
-¡Claro! Si es mi único amigo aquí. Qué casualidad de que os hayáis conocido chica, así no os tengo que presentar.

Las dos amigas ríen. En ese momento alguien llama a la puerta. Alicia va a abrir y se encuentra con Dani.

-Hola, ¿puedo pasar?
-Claro, claro. Pasa.
-Hola Dani,-dice Laumari- me parece que Ali y tú ya os conocéis, ¿no es así?
-Si, nos conocimos antes.
Alicia se sienta en la silla de la que dispone el cuarto (junto con un escritorio). Dani la observa. Es una chica pelirroja, pero no de un rojo anaranjado, como suele ser el pelo pelirrojo, sino de un rojo fuerte, que parece teñido. Unos ojos verdes, a diferencia de su hermana que los tiene oscuros, y una tez pálida, propia de los pelirrojos. Dani piensa que es muy guapa. Reacciona, ya que se ha dado cuenta de que se ha quedado mirándola fijamente y le pregunta:
-¿Eres pelirroja natural? Lo digo porque el rojo de tu pelo parece artificial, como si te lo hubieras teñido.
Alicia se ríe y le responde:
-Sí, lo soy. Siempre que conozco a gente nueva me lo pregunta.
Los dos se sonríen. Laumari siente que ahora mismo sobre en esa escena. Por eso intenta integrarse en la conversación:
-Alicia, ¿sabes que Dani toca la guitarra? ¿No dices que necesitabas a alguien que la tocara? Pues aquí lo tienes.
-¿Y para qué me necesitas?-Pregunta Dani intrigado.
-Bueno... La verdad es que se me da bien cantar, pero no se tocar ningún instrumento. Compongo canciones, es decir, las letras, porque la música no sé escribirla.
Laumari se interna otra vez en la conversación:
-Bueno, a eso os puede ayudar mi tocaya Laura, que es mi otra única amiga del internado. A ella le encanta componer. Te la puedo presentar, por que Dani, obviamente ya la conoce, y si me das una de tus letras a lo mejor le puede poner la música. ¿Qué te parece?

Como respuesta, Alicia rebusca en su maleta y saca una carpeta llena de papeles. Se la entrega a Laumari y sonríe emocionada. Por fin parece que va a poder cumplir su sueño...

15 jul 2013

2. Laumari


Alicia no se puede creer lo rápido que ha pasado el verano. Se encuentra preparando la maleta y aún no ha asimilado que se va. Está segura de que se despertará de esta pesadilla que está viviendo y volverá a su vida feliz. Es que simplemente no puede dejar atrás todo lo que tiene de repente: el instituto, sus amigos, su hermana, su casa... SU VIDA. Pero por mucho que ha hablado con Ada, no ha conseguido convencerla y va al internado sí o sí. Todavía se pregunta como va a meter 15 años de vida en dos maletas, que es el equipaje permitido. Este verano, ha vivido cada día como si fuera el último, y Ada no se lo ha impedido, dado que sabe que es muy duro para su hermana separarse tan repentinamente de su rutina. En realidad, Ada no quiere que Alicia se vaya, pero las circunstancias son las que son y no puede remediarlo. Le costó mucho tomar esa decisión pero al final la tomó, y decidió que era lo mejor para las dos. Alicia mete las últimas cosas y cierra la maleta. Ada ya está abajo con el coche, y Celia y María también se encuentran abajo, esperando para despedirse. Alicia baja con las dos maletas y las mete en el maletero. Se dirige a sus dos amigas y las abraza durante mucho tiempo. Las tres están llorando. Prometen que hablaran todos los días por e-mail, ya que no dejan a Alicia llevarse el móvil al internado. Por fin se separan y Alicia sube al coche, donde Ada ya espera impaciente. Las tres amigas se dicen adiós hasta que ya no se ven. Alicia sigue llorando durante todo el viaje, y Ada hasta piensa dar la vuelta, pero recuerda que está haciendo lo mejor. No hablan en todo el trayecto. Solo la música y los sollozos de Alicia rompen el silencio. Cuando ya llevan media hora de viaje, aparece un cartel en la carretera: “Bienvenidos al Internado de Lago Azul”. Ada detiene el coche y las dos hermanas se bajan. Alicia saca las maletas y Ada decide, finalmente, hablar:

-Alicia, de verdad que no quiero verte llorar. Por favor, es lo mejor para ti.

Alicia duda un momento. Observa a Ada y la abraza, la abraza lo más fuerte que puede. Ha comprendido que es su hermana, y que solo desea lo mejor para ella. Se acuerda de la canción Always be together, de Little Mix, y las lágrimas ruedan por su rostro. Se separan y se despiden. Alicia coge sus maletas y se dispone a cruzar la verja. Observa como Ada se pierde en el horizonte. Avanza por el patio. A ambos lados de la senda hay hileras de cerezos, y continúan hasta el final del camino, donde se encuentra el edificio. Es un edificio muy antiguo. En la puerta hay una mujer mayor esperándola.

-Bienvenida al Internado de Lago Azul. Tú debes de ser Alicia, ¿verdad?

Alicia asiente, cohibida. La mujer le inspira respeto.

-Bien, entonces entra. Te voy a enseñar el instituto, pero antes déjale las maletas a nuestro conserje, él las subirá a tu habitación, que para tu información es la 322.

La mujer la lleva por un sinfín de pasillos, dónde hay infinitas puertas. En un punto de la ruta Alicia deja de prestar atención, y decide que se las arreglará sola. Cuando por fin termina la excursión por el internado, la mujer le pregunta:

-¿Te has quedado con todo?-Alicia asiente.- Bien, pues hoy tienes las clases libres, pero mañana te incorporas al horario normal. Aquí lo tienes.

La mujer extiende un papel con un horario a colores y se aleja por el pasillo. Alicia se queda allí parada unos segundos y luego se dispone a buscar su habitación. Por lo que le dijo la mujer, se encuentra en la tercera planta. Es con lo único que se ha quedado de todo el rollazo que le ha soltado. Se decide pues, a subir por las escaleras. Cuando llega a la tercera planta, se encuentra una marea de alumnos en todas direcciones. Algunos van tranquilos, otros corren ajetreados, y otros simplemente están de pie en el pasillo, pensando, hablando con alguien, repasando apuntes...
Alicia intenta abrirse paso entre todos ellos, a la vez que está atenta al número de las habitaciones. Pasado un tiempo ve la suya y se encamina sin reparos hacia ella. Abre la puerta. Hay una chica tumbada en la cama escuchando música. Parece que no se ha dado cuenta de que Alicia ha entrado. De repente se pone de pie en la cama y grita:

-¡ AND LIVE WHILE WE'RE YOUNG!


Alicia pega un salto y se choca contra la puerta. La chica la mira asustada y se desprende de sus auriculares.

-¿Quién eres tú?
-Tu nueva compañera de habitación. Soy nueva en el internado.

La chica recapacita un momento y entonces grita feliz:

-Tú debes ser Alicia, ¡¿VERDAD?!

Alicia asiente, recordando que le han hecho esa pregunta apenas hace media hora. La chica se calma y dice, ya en un tono normal:

-Yo soy Laura María. Pero me llaman Laumari.
-Ah. A mi me llaman Ali o Alicia. Puedes llamarme como quieras. Oye, ¿eso que escuchabas era One Direction?

Laumari mira a Alicia muy impresionada, parece que se le van a salir los ojos de las cuencas.

-SÍ, SÍÍÍÍ. ¿ERES DIRECTIONER?-Otra vez vuelve a ese tono tan desmesurado. La diferencia es que esta vez Alicia le habla en el mismo tono.
-SÍ, LO SOY.- Responde emocionada.

Las dos se abrazan, reconociendo la suerte que han tenido al ser compañeras.

10 jul 2013

1. ¿A un internado?


Ada entra en la primera tienda de ropa que se encuentra en el centro comercial. Busca una camisa que le pegue con lo que lleva puesto y va a probársela. Antes de quitarse la suya se observa en el espejo. En él se ve una chica alta, de pelo negro, lacio y largo, de ojos también negros que resaltan en su pálido rostro, una fina nariz y unos rojos labios. Es hermosa, aunque ella lo niega. Lleva puesta una camisa celeste que luce una gran mancha de café en el lateral izquierdo. Ada se lamenta por haber sido tan patosa y se dispone a cambiarse de camisa. La que ha escogido es de un amarillo claro. Como lleva unos pantalones negros y unos tacones de varios colores, le viene perfecto. En efecto, se observa en el espejo y comprueba que la camisa le queda como un guante. Asiente satisfecha y se dirige a la caja a pagarla. Vuelve al probador y se la pone. Mete la camisa manchada en la bolsa de su camisa nueva y sale de la tienda, no sin antes mirarse una vez más en el espejo, comprobando que está todo en su sitio. Comprueba su reloj de muñeca con disgusto, ya que pasan 5 minutos de las 7, y por lo tanto llega tarde a su cita. Se dirige a toda prisa a una cafetería que hay cerca de donde ella se encuentra y se acerca a una mesa donde hay sentado un hombre de unos 40 años.

-Perdone que le haya hecho esperar, -dice nada más llegar- he tenido un pequeño problema antes de llegar pero, ¡ya estoy aquí!
-Perdonada quedas.
-Bueno, ¿hablamos ya sobre el internado y mi hermana?


No muy lejos de allí, Celia y María, pasean tranquilas, ajenas a todo. Son las mejores amigas de Alicia, la hermana de Ada, y precisamente ahora se dirigen a su casa. Andan despacio, en silencio. El calor las sofoca y las asfixia. Cuando por fin llegan a casa de Alicia, llaman a la puerta. En cuanto les abre, pasan dentro. Suspiran de alivio al sentir el fresco que expulsa el aire acondicionado. María es la primera en hablar:

-Alicia, por favor, necesito un vaso de agua.
-Otro para mí.

Alicia asiente con una sonrisa y va a la cocina. Llena dos vasos del agua más fría que encuentra y vuelve para entregárselos a sus amigas. Las dos se terminan el vaso en muy poco tiempo y los dejan sobre la mesa. María se levanta y pone la radio con la voz muy alta. En ese momento suena The lazy song de Bruno Mars.

-Esta canción no puede ser más apropiada-Dice Alicia, expresando los pensamientos de las otras dos chicas.

Las tres se levantan del sofá y se quitan la ropa, quedándose en bikini. Se dirigen a la parte trasera de la casa, donde se encuentra la piscina. Las tres se tiran en bomba. Incluso desde ahí se escucha la música. Se apoyan en el bordillo y empiezan a charlar.

-Mañana vamos a la playa, ¿no?-Pregunta ilusionada María.
-Claro, ¿lo dudabas?-Responde igual de ilusionada Celia.

Las dos ríen a carcajadas, pero Alicia ni se inmuta. María se da cuenta y le mira. Parece triste.

-Alicia, ¿te pasa algo?

Alicia levanta la cabeza, con la indecisión dibujada en su rostro.

-¿Quieres decirnos algo? Sabes que puedes confiar en nosotras.

Aún duda un momento, pero al final se decide a hablar.

-Chicas … Veréis … Eeeh, sí, os tengo que decir algo. Llevo varios días intentando aplazarlo, pero ya no puede esperar más. Sabéis que Ada va a comenzar este año la carrera, y no va a tener ni un segundo libre. Por eso ha decidido que lo mejor es que yo me vaya a un internado por un tiempo, mientras se acostumbra a la vida universitaria y esas cosas.

Las dos amigas se han quedado con la boca abierta. No reaccionan. Alicia pasa una mano por delante de sus caras, y de repente Celia se mueve y grita:

-¡¿QUÉ?! NO TE PUEDES IR, O SEA ES QUE NO TE PUEDES IR.
-Como si yo quisiera irme …
-¿No hay ninguna manera de convencer a tu hermana?-Por fin reacciona María.

Una voz se escucha a sus espaldas. Es Ada, que acaba de llegar:

-Chicas, la decisión está tomada. Alicia se va a un internado. ¡Pero podéis verla los domingos!-Termina la frase con una sonrisa, intentando quitarle hierro al asunto.

Las chicas no discuten más y disfrutan de lo que queda de tarde. Las cuatro lo presienten, aquel va a ser un verano demasiado corto. Primero porque Ada ya empieza la universidad, y segundo porque Alicia se va al internado. Un pensamiento común asoma en sus cabezas: Este verano lo disfrutan al máximo.